Escribo estas palabras el miércoles, 8 de octubre de 2014
Aunque considero que yo tengo una Buena capacidad de comprender y respetar los puntos de vista de otras personas, jamás llegué a comprender a la “gente del campo”. Como fui criado en el área urbano toda mi vida, se me hacía muy difícil comprender por qué tantos conocidos y familiares voluntariamente decidían vivir en el Jurutungo Viejo, tan lejos de todo lo Bueno. En mi mente, las ciudades proveían un fácil acceso a una plétora de bienes, servicios y medios de entretenimiento; lo único que ofrecía el campo era demasiados de mosquitos. Y si tanto te gusta el exterior, ve al Yunque de vez en cuando. Pero, ¿vivir allí? No lo comprendía para nada… hasta que yo me mudé al Jurutungo Viejo también.
Llegué a Thiadiaye (pronunciado Chi-AY-Di-Ay o algo así) por la primera vez el 13 de septiembre y me mudé aquí permanentemente hace una semana atrás (1 de octubre).
Población: Poquito
Actividad Económica Principal: Agricultura
Localización: Entre QuéSéYo y DiosSabráDónde
Al norte, puedes ver el increíblemente vasto y aparentemente interminable Savannah Africano. Al sur, puedes ver el increíblemente vasto y aparentemente interminable Savannah Africano. Adivina qué hay al Este. Para hacer las cosas mejores aún, mi casa queda en “la pate nueva del pueblo”, que asumo que es jerga para “la última casa antes del fin de Thiadiaye y toda civilización”. Así que estoy a 1 o dos kilómetros de la única calle embreada en el área. Ahora, no me quiero exagerar. Por estándares senegaleses, Thiadiaye es un pueblo bastante grande y no queda muy lejos de otras ciudades. Sin embargo, sigue siendo totalmente distinto a lo que yo estoy acostumbrado. Comparado a Bayamón, estoy en puro campo… e increíblemente, no es tan malo. Es más… es magnífico.
Después de haber estado aquí por un rato y haber visto el contraste entre Dakar y aquí, puedo decir que finalmente comprendo a la gente del campo. Es más, creo que ahora hasta favorezco su opinión. Si la paz hubiese tenido un lugar de nacimiento, se hubiese parecido muchísimo a Thiadiaye. El espacio, los sonidos, el aire limpio y (literalmente) sobre todo, el cielo nocturno—todo esto me ha dado una nueva perspectiva sobre la definición de comodidad y paz, y una nueva apreciación por la conectividad con la naturaleza. Por supuesto, hay uno que otro reto por superar al vivir aquí (como la legión demoniaca de mosquitos), pero siento que puedo hacer de este lugar un paraíso. Abundaré sobre esto en otro blog.
Durante mi tiempo aquí, podré trabajar en escuelas y granjas locales, pero como Senegal ahora mismo culmina sus tiempos festivos, aún no han comenzado las clases ni el trabajo, así que tendré dos semanas de descanso. Pasé la primera semana practicando las lenguas locales. Esta segunda semana, quiero tomar ventaja de mi tiempo libre para atender a sus curiosidades; publicaré un pequeño blog cada día sobre alguna característica de la cultura senegalesa. Espero que con estos blogs ustedes comprendan mejor lo que he experimentado, mientras que a la vez tomemos el tiempo para reflexionar sobre qué podemos aprender de esta cultura hermosamente diferente. Y si quieres saber algo en específico, pregunta. Con gusto contestaré.
En cuanto a mí, estoy sano, tanto emocional como físicamente. Sigo viviendo y sigo aprendiendo. Sugiero que usted haga lo mismo. Bonne nuit, mes amis.