Manifest about ants and heroes

*February 17th 2019*

“If any of you, students, are curious for a while, go and observe the ants
in their daily routine, you will see that they all follow a perfect line.
Everyone marches following the one in front of them, without deviating from
the norm, without trying to jump the queue, without following a different
direction. And if you observe them thoroughly, you will realize that no one
is telling them what to do, they just do it because they feel is the right
thing to do for the community.”

“And then we, humans, are here, requiring someone to continuously control
our behavior, and however, we are not able to act in a responsible way.
Wasn’t the difference between humans and animals that we were rational
beings? Where is our capacity to act according to our community and
environment?”

“Is time that we start recognizing our own responsibilities as citizens,
and act in a proper, responsible and respectful way towards the rest our
community and our environment. We should stop blaming authorities for
problems that are coming from our own daily actions, and start changing. We
all blame the government for the slow development of our country, but it’s
only in our hands to lead this country to the development we all want. It’s
only us, from inside, the ones that know what we need and want, and the
only ones able to achieve it. ”

It was a normal Wednesday morning during the first block in the lycée of
Khombole, where I work. I had done my half an hour walk from my house to my
apprenticeship, which means traversing the exhausting sandy path, but also
receiving my daily gift of seeing that majestic sun invading the sky. In a
timid but vivid way, it firstly rises step by step, to end up hugging the
whole sky at once with its energy. And after I had arrived at the lycée and
greeted the teachers in the staff room, I reached the L2 class with my
supervisor. After setting his classroom for the lesson, he started talking
to his 52 around 16 years old students, about ants.

……..

And then he paused.

In a classroom where the number of students is too much considering the
resources, where the learning pace is sometimes too fast; it just feels too
difficult to maintain the concentration. In a classroom, where conditions
are just difficult; all the more than 100 eyes present in the class were
staring at him, with admiration, with pride, with love, with inspiration.
No one had side conversations, no one checked their cell phone or their
watches. Everyone just stared, and listen.

I have the privilege of working with M. Faye three days a week, and every
single day he puts a drop of inspiration in my soul. Putting aside his
large language knowledge, his professional teaching skills, and the
dedication he has to his job, what strikes my attention the most about him
is his conception of education. In every single lesson, he makes sure his
students learn a combination of speaking, writing and listening skills. But
also, he makes sure that they learn a life lesson. Voluntarily or
involuntarily, he waters his students with love, patience, dreams,
confidence, hope. He makes them believe in a possibility of change, in
their own power to decide on the future of their own lives and of the ones
of their loved ones.

In my town, I’m extremely lucky to have so many mentors reaching my mind,
my heart and my soul every day. But I’m so moved towards the idea that his
powerful words and unique actions are able to reach not only me but around
150 young restless curious souls every year in this hidden lycée.

*I assure you, M. Faye, supervisor, teacher, fellow, friend, hero; that
that small waves you propagate with your presence, are priceless, and that
one day, they will create an ocean of change. Just like those little but
courageous ants you used to talk about, step by step.*

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*17 de Febrero de 2019*

“Si alguno de vosotros, estudiantes, siente el espíritu curioso; salid y
observad a las hormigas en su rutina diaria, y entonces podréis ver que
todas siguen una línea perfecta. Todas caminan siguiendo a la compañera que
tienen en frente, sin desviarse de la norma, sin intentar saltarse la cola,
sin seguir una dirección diferente. Y si observáis detenidamente, os daréis
cuenta de que nadie les está diciendo qué hacer, simplemente lo hacen
porque creen que es lo correcto para la comunidad “.

“Y luego aquí estamos nosotros, los humanos, requiriendo de alguien que
controle continuamente nuestro comportamiento, y aun así, no somos capaces
de actuar de una manera responsable. ¿No era la diferencia entre humanos y
animales que nosotros éramos los seres racionales? ¿Dónde está nuestra
capacidad de actuar teniendo en cuenta nuestra comunidad y medio ambiente?”

“Es hora de que empecemos a reconocer nuestras propias responsabilidades
como ciudadanos y actuemos de una manera adecuada, responsable y respetuosa
hacia el resto de los ciudadanos y hacia nuestro entorno. Dejemos de culpar
a las autoridades de los problemas que surgen de nuestras propias acciones
diarias y comencemos a cambiar. Todos culpamos al gobierno por el
¨subdesarrollo¨ de nuestro país, pero solo está en nuestras manos llevar a
este país al desarrollo que todos queremos. Somos solo nosotros, desde
dentro, los únicos que sabemos lo que necesitamos y queremos, y por tanto,
los únicos que podemos lograrlo. ”

Era una mañana normal de miércoles durante el primer bloque en el lycée de
Khombole, donde trabajo. Había hecho la media hora de caminata desde mi
casa hasta mi apprenticeship, lo que significa atravesar el agotador
camino/desierto de arena, pero también, el recibir mi regalo diario de ver
ese majestuoso sol invadiendo el cielo. De una manera tímida, pero vívida,
primero se eleva paso a paso, para terminar abrazando todo el cielo de una
vez con su energía. Y tras llegar al lycée, saludé a mis compañeros en la
sala de profesores y llegué a la clase L2 con mi supervisor. Después de
preparar su clase para la lección, comenzó a hablar con sus 52 estudiantes
de alrededor de 16 años, sobre hormigas.

……..

Y luego se detuvo.

En un aula donde el número de alumnos supera el ideal teniendo en cuenta
los recursos, donde el ritmo de enseñanza es a veces demasiado rápido,
donde el clima dificulta la concentración; en un aula donde las condiciones
son simplemente difíciles, todas las más de cien pupilas presentes en la
clase le regalaron su atención. Lo miraron con extrema admiración, con
orgullo, con amor, con inspiración. Nadie conversó con el compañero, nadie
miró el móvil, nadie comprobó la hora. Solo miraban, escuchaban, y
asimilaban.

Tengo el gran privilegio de trabajar con M. Faye tres días a la semana, y
cada uno de todos esos día deposita una gota de inspiración en mi alma.
Dejando de lado (y sin restarle la más mínima importancia) su gran
conocimiento del idioma, sus profesionales habilidades de enseñanza y la
dedicación que muestra por su trabajo, sin duda su bella concepción de la
educación es lo que más seduce a mis sentidos. En cada lección, se asegura
de que sus estudiantes aprendan una combinación de habilidades escritas,
orales y de comprensión de la lengua inglesa. Pero también, se asegura de
que cada día aprendan una lección de vida. De manera voluntaria o
involuntaria, riega a sus alumnos con amor, paciencia, sueños, confianza,
esperanza. Les hace creer en una posibilidad de cambio, en su propio poder
para decidir sobre el futuro de sus vidas y las de aquellos que aman.

En mi pueblo, tengo grandes mentores que iluminan mi mente, mi corazón y mi
alma día a día. Pero estoy inmensamente conmocionada ante el hecho de que
las invaluables palabras y valiosas acciones de este hombre, lleguen no
solo a mí, sino a alrededor de 150 jóvenes almas curiosas cada año en este
recóndito lycée.

*Te lo aseguro, M. Faye, supervisor, maestro, compañero, amigo, héroe; que
esas pequeñas olas de inspiración que propagas con tu presencia, no tienen
precio, y que un día, crearán un océano de cambio. Justo como esas pequeñas
pero valientes hormigas de las que tanto hablabas, granito a granito.*