Querido Ecuador,
Gracias por tus montañas, tu aire puro, y tu gente. Por tus flores amarillentas y patacones salados. Por el Inti dorado cuyo color predomina en tu bandera, de la cual el azul me transporta a tus playas cálidas y al cielo infinito que comienza en el borde de tu cordillera. El rojo, a las mejillas de una niña indígena hablando por primera vez sobre la sexualidad. Pero me has ofrecido mas que los colores de tu bandera, me has ofrecido una wipala de experiencias y sensaciones.
Gracias a ti, a mi piel morena y mi cabello oscuro los cargo con el conocimiento de que representó a más que a una raza mixta. Que representó a una gente trabajadora, sufrida, y amable. Curiosa. Luchadora. Talentosa.
Por ti ahora entiendo mejor lo que es mi cultura; mi América Latina soy yo. Tus faldas anchas y tu gente alegre. Tus recursos naturales, el sol, la luna, y la pachamama. En la altura de tus montañas conocí a Dios sin tener religión. Y dentro de tu religión encontré la solución a la ignorancia; dentro de tu ignorancia me vi reflejada y en mi reflejo te encontré a ti.
Sofocante es tu manera de apagar a tu gente encendida, a tu potencial ardiente. Eres una tierra bendita, eres población con color. Tienes todo lo que necesitas, lo único que te falta es darte cuenta de lo poco que te falta.
El calor de tu amor, el frío de tu pobreza. La riqueza de tu gente y la perfección de tu tierra. Los colores de tus bailes y los sabores de tu castellano. El perfume de tus platos y las voces de tu música; lo tienes todo.
Gracias por tus caderas sueltas, por tus salsas y tus bachatas. Tienes tanto ritmo que hasta los árboles en los Andes bailan con el viento, acariciando al poncho del tayta llevándole yerba a sus llamingas. Gracias por tus colores, fuera y dentro de lo natural. Lo artístico de tu tierra sale tanto de la misma como de los vientres de las mujeres más fuertes y bellas que eh conocido. Tus rostros te pertenecen, pero tienen tanto que ofrecer al mundo como el gran Guayasamín. Ecuador oculto, Ecuador orgulloso y bonito.
Gracias por todo lo que me ofreces, mi querido Ecuador. Gracias por lo que me enseñas. Gracias por tu tranquilidad, por tu paciencia, y por tu ardor. Gracias por ayudarme a darme cuenta que yo soy americana, y que América Latina soy yo.